Me había prometido dedicarle este viernes unas líneas a Pepe, el zaguero portugués -o brasileño- del FC Porto, quien ya rebasó los 40 años y parece que no tiene fecha de caducidad para jugar al fútbol y hacerlo a gran nivel, pero el baño que le pegó el Athletic Club de Bilbao al Atlético de Madrid en la Copa del Rey, me hizo cambiar de planes y analizar la situación del argentino Diego Pablo Simeone en el club colchonero, y su futuro.
Lo cierto, Ernesto Valverde le pasó por encima a Simeone. El argentino llegó a San Mamés con la necesidad de remontar un gol, por la derrota 0-1 en el Civitas Metropolitano, pero desde el mismo pitazo inicial el partido estuvo del otro lado, en intensidad, fútbol y oportunidades. Con el primer gol del rival, el de Iñaki Williams, Simeone se dio cuenta de que era imposible alcanzar la final, y aunque estuvo intenso en el lateral, sabía que estaba condenado.
Ahora mismo, al equipo madrileño le queda solo la oportunidad de ganar títulos en una sola competición, la más difícil de todas, la UEFA Champions League, y después de empatar en la ida en el Giuseppe Meazza, ante el Inter de Milán, uno de los mejores equipos de Europa ahora mismo, se jugarán la continuidad en casa. De caer, la continuidad de Simeone estaría en entredicho y la directiva podría reconsiderar la situación y cesarlo.
¿HASTA CUÁNDO AGUANTARÁ SIOMEONE EN EL ATLÉTICO?
A Diego Pablo Simeone le gusta el Atlético de Madrid. A la directiva le sienta bien eso de haber tenido un solo entrenador por más de una década. A los aficionados también le agradan las formas del argentino, su intensidad, las maneras con los jugadores, el comportamiento de estos en la cancha. Incluso, hasta los propios protagonistas principales se sienten bien bajo la mano de un guerrero como fue el argentino.
Sin embargo, hay algo que no se puede pasar por alto: El Atlético no tiene un presupuesto menor y su entrenador tiene el salario más alto para sus iguales en España y uno de los más altos del mundo, para no decir que es quien más gana. En esa situación, no se puede conformar nadie con aquello de entrar en competiciones europeas año tras año. Para justificarlo, hay que ganar títulos y hace rato que el Atlético no toca metal.
Es cierto que, con el Cholo en el banquillo, el Atlético ganó en dos ocasiones la Liga Española, se impuso en la UEFA Europa League y llegó a dos finales de la Champions, en las cuales se encontró siempre con el Real Madrid, y en las cuales cayó, luego de vender cara la piel. Pero aún así, nada de eso es suficiente para un entrenador que no ha podido sacar provecho de los últimos grandes fichajes del club, entre ellos el del luso Joao Félix.
Por Félix pagó el Atlético 120 millones de euros. Lo compraron para que se convirtiera en líder del proyecto, para que iluminara con su fútbol el nuevo estadio y ayudara a ganar títulos, sin embargo, apenas unas temporadas después el talentoso jugador fue cedido al Chelsea y luego al Barcelona, porque él y el técnico no congeniaban. Lo que uno pedía, el otro no lo podía dar, y lo que el crack quería no satisfacía al argentino.
Al final, el portugués dejará la plantilla, posiblemente sin dejar mucho dinero en las arcas, en una de las perores negociaciones para club alguno en los últimos años. Y esas son cosas que, aunque la afición las perdone, desde la planta noble del Civitas metropolitano, no siempre son bien vistas, aunque hace apenas unos meses el técnico renovó su contrato. Sin embargo, eso no quiere decir que tenga garantizado terminar el acuerdo.
¿CÓMO HA SIDO LA TEMPORADA DEL ATLÉTICO?
La derrota en San Mamés complica aún más la temporada del Atlético de Madrid. No solo se perdió la posibilidad de jugar la final ante el Real Mallorca en el estadio de La Cartuja en Sevilla, que de por sí es importante, sino que tampoco estará el año próximo en la Supercopa de España, que se juega en enero de cada año en Arabia Saudita y en la que sí estarán el Athletic de Bilbao y el once mallorquín, por su condición de finalistas de la Copa del Rey.
Eso quiere decir que de un golpe se pierden dos opciones de disputar títulos. De ahí lo importante del partido en San Mamés, para un equipo que no anda bien, que parece uno cuando juega en casa y otro muy diferente cuando lo hace fuera. A Simeone parece que solo le interesa jugar y ganarle al Real Madrid y le importa poco lo que acontezca con otros rivales, una de las razones por lo que andan, también, retrasados en La Liga.
Ahora mismo, a 12 jornadas para el final del campeonato, el Atlético suma 52 puntos, a 13 del líder Real Madrid, cinco menos que el Barcelona, ocupante de la tercera plaza, y tres más que el Athletic Club de Bilbao, que le pondrá difícil la consecución de una plaza para disputar la próxima edición de la UEFA Champions League. Así que la tarea no es solo la de mirar hacia adelante para ver a quien pueden aventajar, sino también observar a quien viene por detrás.
En realidad, como decíamos, el Atlético tiene un bastión en su campo, donde en Liga, por ejemplo, ha sumado 37 puntos, más que todos los demás equipos participantes, incluyendo el líder Real Madrid, que ha conseguido 35. En su patio ha aceptado 12 goles y ha marcado 32. Algo así como que está entre los seis que menos encajan y es el tercero que más anota. Pero fuera de sus predios todo es diferente y de ahí su situación.
Si en casa, el Atlético ha ganado 12 partidos y empatado uno, en la carretera se impuso en cuatro ocasiones, sumó tres empates y seis derrotas, y con esos números la cuenta no da, y si los números no cuadran, el futuro del técnico estará en el aire. A Simeone más le vale asegurarse, al menos, un puesto para la venidera Champions, porque, de lo contrario, puede que la directiva quiera prescindir de él y ya sabemos que a la familia Simeone le gusta mucho Madrid.